lunes, 5 de noviembre de 2012

Sodom - Better Off Dead - Review

DISCO: BETTER OFF DEAD

AUTOR: SODOM

PRIMERA EDICIÓN: 1990





Tras un archiconocido y laureado ”Agent orange”, Sodom se embarca de nuevo en la aventura que supone adentrarse en la entrañas de un estudio, con la perspectiva de superar su anterior trabajo. Para ello contaron de nuevo con la inestimable ayuda de Harris Johns , para tratar de superar su anterior proeza como piña profesional.
En vista de que Frank Blackfire había emigrado a Kreator, contrataron los servicios del guitarrista proveniente de Assassin, Michael Hoffmann y que durante la gira en Japón también les abandonaría, en este caso por el amor de una hermosa brasileña, no sin antes dejar la marca de un talentoso profesional de las seis cuerdas.

Una voz de ultratumba, grave y gutural rompe el cáustico sonido de una refinería, para invocar a Dios, de forma desafiante: “Oh, gran Dios, si realmente existes. Durante muchos años te he preguntado por qué. ¿ Por qué están muertos los inocentes y vivos los culpables?. ¿ Dónde está la justicia?. ¿ Dónde está el castigo?” ... Con esta frase sacada del famoso comic The punisher, y acompañado de una batería cortante y unos acordes distorsionados de guitarra, Sodom da comienzo al corte inaugural de este disco.
Un slide descendente en la sexta cuerda es el puente a un riff seco, con la púa tratando de partir el Mi más grave del instrumento de cuerda mediante una continua y constante fricción y roto de forma matemática con un compás de acordes poderosos.
“Algo grande está creciendo, puedes verlo en mis ojos” , dice Tom. La pregunta que reza en el estribillo queda en el aire, suspendida, a la espera de ser respondida: “¿ Por qué están muertos los inocentes?. Vamos, Dios. Respóndeme...” . Algo que todos nos hemos preguntado muchas veces, Sodom lo acompañan de una música que imprime fuerza y resentimiento a esta y otras preguntas. Grandiosa forma de empezar...

Shellfire defense prosigue con esa línea potente en las guitarras, batería y voz que caracteriza a esta banda de origen germano. Como es habitual, la letra de esta y de la mayoría de sus canciones habla de guerra y está repleta a la vez de un Thrash Metal clásico, sin aditivos: una guitarra afilada, una voz sucia pero con matices técnicos y una batería llena de ornamentación; muy bien elaborada. Los cambios de ritmo hacen que las piezas no resulten repetitivas y eso siempre es de agradecer.
Y le toca el turno al ritual sádico de la sierra. Una nota se aproxima de la nada, oscilando el potenciómetro de forma progresiva para que vaya cobrando presencia y cuando ya es audible por el que está al otro lado, sube y baja en la escala cromática mediante la palanca unida al Floyd Rose... quebrándolo, una voz poseída invoca a La sierra. Da comienzo el ritual que reclama la sangre de inocentes derramada en pro de una mente retorcida. Sin duda estamos ante una de las mejores canciones de Sodom. En su honor se editó un maxi-single, que contaba con una versión con diferentes matices, letra y que incluía el sonido de La sierra; otro tema de este mismo disco: Tarred and feathered y una versión de Bryan Adams ( The kids wanna rock).

En este disco encontramos dos versiones: una es el siguiente corte Turn your head around, de los ingleses Tank y a los que Sodom ya habían homenajeado en su anterior disco con Don´t walk away ( no en todas las ediciones) y Shellshock presente en el recopilatorio ”Ten black years”. La otra versión es de Thin Lizzy: un conocido Cold sweat, tan melódico como el original, pero muy bien delimitado por el sonido y estilo de Sodom, sin caer en el insulso plagio.

Entre ambas tenemos un tema con el título de un juego de estrategia, por supuesto bélico. Capture the flag, composición más sobria y calculada, aunque no carente de fuerza y garra es el corte elegido para interponerse entre ambas versiones, dando de este modo por concluida la primera parte del disco, sin nada que objetar y sí mucho que agradecer y alabar.

La segunda parte comienza con un pizzicato a dos cuerdas, prácticamente limpio y el bajo haciendo una melodía descendente, introduciendo lo que a la postre será un tema rápido y abierto por la voz de Tom Angelripper repitiendo la palabra sangre hasta que el riff Thrasher cobra el protagonismo requerido, no sin el puente que une ambas partes en medio. En esta ocasión la batería no está tan adornada como suele ser habitual, sino que está ideada de forma continua, sin tiempo para el descanso o alardes técnicos.
Never healing wound es el título elegido para hablarnos de las víctimas más inocentes de las guerras: los niños. Acordes serenos, con mucho tirón y una batería a doble bombo forman el octavo corte, poseedor de un estribillo sustentado por ecos, que ensalzan la fuerza de la lírica.
El siguiente corte es el homónimo del disco y comienza con el mismo riff de guitarra usado para el reclamo central, con unos fade in y fade out que se alternan, dando un aspecto misterioso a las palabras Terror/ hate/ murder/ rape que preceden al estribillo de este logrado ”Mejor no estar muerto”.

Resurrection es un tema que Tom dedicó a su padre, que al parecer murió ( según afirma él mismo) antes de tiempo. Sin duda estamos ante un capricho compositivo, que se aleja de la tónica general en la mente creativa de Tom y compañía, con mucha melodía, para nada speedica como suele ser en el estilo de esta banda aún en la brecha internacional y que recientemente editó un disco en directo y en breve se prevé verá la luz un dvd, digno de cualquier fan de esta formación. El apoyo de voces en el estribillo da una calidad de templada madurez.
Tras calma vuelve la tormenta, haciendo inhabitual el refrán. Tarred and feathered. Curioso título y de difícil traducción escueta al castellano. Lo normal sería decir alquitranado y emplumado... pero eso carece de lógica al traducirlo a nuestro idioma; hay que explicar lo que esta frase hecha quiere decir en castellano para así hacer comprender al lector, sin adjetivos, cómo es este antepenúltimo corte del disco:
Alquitranar a alguien y luego colmarle de plumas era un castigo bastante desagradable que se imponía a determinadas personas, como ladrones en la época de Ricardo Corazón de León, en plena edad media. La parte más desagradable y dolorosa venía cuando el alquitranado en cuestión quería zafarse de semejante coyuntura, arrancándose trozos de piel en el proceso.
Actualmente esta expresión se utiliza para reconocer una situación vergonzosa o humillante hacia una persona.

Y por fin, como en todo disco de Sodom, tiene que llegar el turno del tema compuesto a base de acordes ascendentes y descendentes de forma discontinua, como el Ausgebombt de su anterior redondo, o Watchturm en el posterior ”Tapping the vein”. Para dar fin a este extraordinario larga duración, nada como algo rápido, directo y destinado a no caer en el olvido. Stalinhagel es eso: velocidad en su esplendor máximo como si de una composición punk se tratase, para no dar descanso a nadie hasta que la grabación no llegue a su fin.

Junto a una gran producción y unos cortes repletos de genialidad, Sodom colgó anuncios por todas las revistas de la época, tratando de conseguir un reconocimiento que estuviese a la altura de otras formaciones como Kreator y afirmándose como serios candidatos a ondear el estandarte del Thrash metal europeo y confirmando que su trabajo predecesor no fue una mera coincidencia.
Todo apuntaba que la nueva década sería buena, tanto para Sodom, como para el Thrash Metal... El caso es que la campaña de marketing no dio el fruto esperado y deseado, y con el paso del tiempo la gente ha dejado de lado esta obra, mentando siempre al ”Agent orange” como obra cumbre de esta banda que hoy en día sigue regalándonos discos de una calidad impecable. Por otro lado, nada más lejos de lo que todo el mundo esperaba, comenzó de forma progresiva lo que la gente, de forma errónea denominó la muerte del Thrash, que hoy día sigue vivo gracias a bandas como Sodom y el tesón de personas como Tom Angelripper.

Xentrix - 17/12/04

Ver en Metal4all

2 comentarios:

  1. No está nada mal. Pedazo de reseña, su señor.

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  2. Muchas gracias. Creía haber mostrado mi agradecimiento, pero la memoria (o Internet) me ha jugado una mala pasada.

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