Como se indica en la web oficial, la fecha será el 7 de junio del próximo año y el precio de las entradas oscilarán entre los 45 y los 80 €.
Con motivo de esta noticia, os dejo la crítica que hice de su último disco para Rockthebestmusic.
DISCO: THE 2nd LAW
AUTOR: MUSE
REVIEW:
Ceder una canción para que formase parte de la banda sonora
de la saga Eclipse no fue un error tan grande como afirmar en una entrevista,
pocos días después que, al hacerlo, la banda tenía la sensación de estar
vendiendo su alma al diablo.
Lo primero no me hizo mucha gracia, porque evidenciaba que este grupo se había convertido en algo mediático. Al menos demasiado mediático. Lo segundo me sentó aún peor porque daba a entender que Muse había perdido el control sobre su propia música o sobre qué hacer con ella. Fruncí el ceño y esperé.
Lo primero no me hizo mucha gracia, porque evidenciaba que este grupo se había convertido en algo mediático. Al menos demasiado mediático. Lo segundo me sentó aún peor porque daba a entender que Muse había perdido el control sobre su propia música o sobre qué hacer con ella. Fruncí el ceño y esperé.
Luego se anunció que serían los encargados de la canción
oficial para las olimpiadas de Londres 2012 y esperé a poder escuchar la
canción en cuestión. El 6 de junio de este mismo año se lanzó de forma oficial,
a través de Youtube, un tráiler viral como presentación del título de este
último trabajo de Muse, “The 2nd Law”. La canción en cuestión sería el
duodécimo corte del álbum, titulado “The 2nd Law: Unsustainable”. Un tema casi instrumental
con cierto halo catastrófico, muy acorde con las teorías de la conspiración de
las que Matthew Bellamy es tan acérrimo. Una composición con todas las características
necesarias para ser la banda sonora de un trepidante thriller de ciencia
ficción que relate el fin de los tiempos. A mi me recuerda mucho al “Puritania”
de Dimmu Borgir pero, como es lógico, con un sonido y trasfondo muy distintos.
Veo un mismo concepto en ambas canciones.
“Survival” vio la luz el 27 de junio, con un montaje de
imágenes olímpicas, acompañando una letra que habla de la fuerza y
determinación que hay en el afán de superación de los atletas. Me pareció una
composición muy lenta y sosa… pero había que dejar que las escuchas revelasen
la verdad.
Durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos,
Muse salió al escenario con gestos que denotaban un evidente enfado. Por lo que
tengo entendido, la organización quería que las actuaciones se realizasen en
riguroso playback, a lo que Muse, rotundamente, objetó. Al final, si no me
equivoco, consiguieron que la voz fuese en directo. Una actuación muy corta y
carente de entusiasmo para una ceremonia muy enfocada en la música y que no
había contado con leyendas que bien lo merecían. Lo que todos ya sabemos.
Pocos días después, el chasco me lo llevé yo, y es que
buscando información sobre el nuevo disco y navegando por La Red, encontré una serie de
enlaces a puntos de venta de entradas. Entré por curiosidad y topé con cifras
entre los 120 y los 300 euros, dependiendo de la ciudad. Automáticamente, dejé
muy claro en las redes sociales que mi relación con Muse estaba completamente
moribunda por haberse vendido completamente.
Poco después, fui informado de que la página a la que había accedido era una web de reventas. La relación no estaba perdida. Lo de las entradas había sido un malentendido, lo de Crepúsculo es algo que me da un poco igual: me basta con no ver las películas y, que la gira sólo pase por una ciudad española es algo que, estoy seguro, remediarán. El disco hay que oírlo, que es lo que cuenta.
Poco después, fui informado de que la página a la que había accedido era una web de reventas. La relación no estaba perdida. Lo de las entradas había sido un malentendido, lo de Crepúsculo es algo que me da un poco igual: me basta con no ver las películas y, que la gira sólo pase por una ciudad española es algo que, estoy seguro, remediarán. El disco hay que oírlo, que es lo que cuenta.
…Y el 5 de septiembre se estrenó “Madness”.
“The 2nd Law”
“The 2nd Law”
Hablando claro, el revuelo que se ha armado con el último
disco de Muse es un tema de conversación que, mínimo, está dando para llenar
páginas y páginas de críticas. No era mi intención hacer la crítica de “The 2nd
Law” pero al final me he decidido y procedo a comentar los motivos.
En primer lugar, no entiendo exactamente por qué tanta
crítica negativa hacia un disco que, desde mi punto de vista, continúa por la
misma senda que el anterior “The Resistance”. Si hay cambios, son tan sutiles
que no consigo verlos. No han virado de rumbo en cuanto a estilo, forma de
componer o en temática a relatar, por lo que la decepción de tanta gente, no sé
exactamente a qué viene. Si “The resistance” fue la ley, este es “la segunda ley”. El chascarrillo es predecible,
pero reconozcamos que encaja en lo que quiero dar a entender.
“Supremacy” es épico, sinfónico y muy inglés: agitado, pero no revuelto, podría perfectamente
formar parte del encabezamiento de una película de James Bond. Se presenta con
energía para que luego Bellamy nos introduzca en este periplo. Lo hace con voz
tenue, íntima y rodeada de una percusión de marcha de guerra. Roto con un
estribillo en falsete, enérgico y rebelde y abrazado por la orquesta. Lo que
empieza de forma un tanto beligerante, acaba en locura, con un ritmo muy
desenfrenado. Muy Muse.
Donde yo veo el zenit del disco es en el segundo tema. El
elegido como segundo single y que vio la luz con un videoclip que sin duda nos
acompaña a todos estos días de lucha por las calles.
Muse en todo su esplendor, en la misma onda compositiva que “Hate This and I´ll Love You”, pero con la intención orgásmica de “Showbiz”. Lento, comedido y muy parco. Un ritmo muy básico que poco a poco se va rodeando de arreglos. Al mismo tiempo que nos brinda la sensación de ser muy espontáneo, por eso de que se van sumando más y más instrumentos e ideas, uno no puede quitarse de la cabeza la premeditación con la que se desarrolla. Esa perfección con la que la melodía nos recuerda a un “Faith” de George Michael ralentizado. Igual de sencillo, pero más lento. Con alguna que otra pincelada que recuerda a Prince en los pasajes más agudos de la voz y pequeños halagos a Queen en la segunda estrofa. Para la segunda repetición del estribillo el acompañamiento es aún mayor, por lo que la sensación de progresión se ve acrecentada. El solo es un evidente gesto de devoción hacia Brian May y su Red Special, con un sonido calcado y un gusto idéntico. Acto seguido se revela el tercer y último estribillo, pero más alto, alargado con dos frases más y acompañado por un ligero coro que me recuerda sobremanera a Rob Halford en un fantástico segundo plano. Y el desenlace.
Enorme. Impresionante. Apoteósico. Un crescendo inolvidable, que pone el broche final a una canción que habla de la locura del amor. Como si se abriesen las aguas:
Muse en todo su esplendor, en la misma onda compositiva que “Hate This and I´ll Love You”, pero con la intención orgásmica de “Showbiz”. Lento, comedido y muy parco. Un ritmo muy básico que poco a poco se va rodeando de arreglos. Al mismo tiempo que nos brinda la sensación de ser muy espontáneo, por eso de que se van sumando más y más instrumentos e ideas, uno no puede quitarse de la cabeza la premeditación con la que se desarrolla. Esa perfección con la que la melodía nos recuerda a un “Faith” de George Michael ralentizado. Igual de sencillo, pero más lento. Con alguna que otra pincelada que recuerda a Prince en los pasajes más agudos de la voz y pequeños halagos a Queen en la segunda estrofa. Para la segunda repetición del estribillo el acompañamiento es aún mayor, por lo que la sensación de progresión se ve acrecentada. El solo es un evidente gesto de devoción hacia Brian May y su Red Special, con un sonido calcado y un gusto idéntico. Acto seguido se revela el tercer y último estribillo, pero más alto, alargado con dos frases más y acompañado por un ligero coro que me recuerda sobremanera a Rob Halford en un fantástico segundo plano. Y el desenlace.
Enorme. Impresionante. Apoteósico. Un crescendo inolvidable, que pone el broche final a una canción que habla de la locura del amor. Como si se abriesen las aguas:
“I need your love
Capture me,
Trust in our dream,
Come on and rescue me.
Yes, I know, I can't be wrong,
Baby, you're too head-strong.
Our love is...”
Trust in our dream,
Come on and rescue me.
Yes, I know, I can't be wrong,
Baby, you're too head-strong.
Our love is...”
“Panic Station” es un híbrido ochentero entre “Need You
Tonight” de INXS y “My Jungle Love” de la banda “The Time” de Morris Day (Si:
los mismos que nos deleitaron con los créditos finales de Jay y Bob el
Silencioso contraatacan) Una mezcolanza entre el pop más edulcorado y el funk
más bailongo. Hortera es la palabra que primero viene a la cabeza con semejante
descripción. Lo cierto es que Muse sabe perfectamente sacarle partido a sus
inspiraciones creando canciones que recuerdan superando el original en muchos
casos. “Panic Station” viene para quedarse.
Un pequeño corte hace de preludio a la banda sonora de los
Juegos Olímpicos: “Prelude” dura apenas un minuto y nos prepara para el ya
conocido “Survival”. El piano marca el ritmo, con un acorde constante. Bellamy
entra comedido, con voz suave. “Una
carrera. La vida es una carrera. Y yo voy a ganar” El resto, un alegato a
la fuerza, determinación y coraje. La letra perfecta para inspirar a
deportistas y aficionados. Un solo de guitarra que libera adrenalina acumulada
y un final muy recargado. Olímpico. Siguiendo la estela de “Uprising”. The Resistance sigue indicando el camino
a seguir como hasta ahora. No hay tantas sorpresas. O, al menos, mi percepción
no las aprecia evidentes.
“Follow Me”, el sexto corte, empieza con un latido, diría
acelerado como el de un bebé en el vientre de su madre: gestándose. Muse tiene
un sello muy personal. Siempre lo ha tenido. Disfruta componiendo obras que se
crecen a medida que se escuchan. Una impronta suya es ir añadiendo elementos
poco a poco, dando más riqueza a lo que siempre comienza como algo muy básico.
Así, “Follow Me”, empieza tranquila, como una balada y va acelerando hasta
convertirse en una canción que recuerda de forma furtiva a aquel “The
Neverending Story”, compuesto para Limahl y la banda sonora de la película que
daba vida al libro de Michael Ende.
El meridiano llega con “Animals”, que viene a delimitar lo
que a la postre es la división del disco. Una canción puente, que me recuerda
al “Origin of Symmetry” en cierto sentido y que separa una primera parte que
responde a la escucha más desenfrenada de la obra y abre la puerta a una segunda
mitad más tranquila, como ya pasó en el anterior redondo.
“Explorers” es balada. Lenta, tranquila y en la línea que
viene siendo las canciones lentas de Muse. No del todo pegajosa, pero sí lenta
y melosa, con unos coros muy setenteros.
Después nos regalan “Big Freeze”, que me recuerda
sobremanera a U2 en un dueto con David Bowie… que no es que yo sea precisamente
un seguidor de tan afamados músicos. Simplemente me sale sin pensar.
Entretenido, melódico y también con el mismo regusto ochentero que deja “Panic
Station”, sin duda por culpa de la guitarra.
“Save Me” la veo más sosa… diría que más Eurovisión, por
etiquetarla de alguna manera: sencilla, que entre fácil y sin demasiadas
florituras. No mata. Tampoco molesta. “Liquid State” es más animada, con un
bajo y una batería más atrevidos. Culpa de Chris, compositor del retoño y que
habla de su lucha contra el alcoholismo. “Save Me” también es de Chris y en
ambas canta el bajista.
“The 2nd Law” se divide en dos: el ya mencionado “Unsustainable”,
misterioso, inquieto, apocalíptico y tecnológico: como parido por Cyberdyne Systems y El broche final, que lo pone “The 2nd Law: Isolated System”, donde
se podría atisbar de lejos un Tubular Bells, muy difuminado, pero no borrado.
Más voces que relatan acontecimientos poco agradables, el latir del bebé en el
útero, un piano clásico, muy clásico… y todo va tomando forma a medida que
crece. Es el retoño, que se hace mayor. Aislado.
Ya está.
Ni es algo que no pudiésemos esperar ni es algo para lo que
no estuviésemos preparados. El cambio se produjo en The Resistance, que ya se había presagiado con el giro que hubo en Black Holes and Revelations. Que Muse
haga más uso de determinados instrumentos electrónicos y el sonido se haya
desplazado un poco, pero el concepto sigue siendo el mismo.
Tal vez mi forma de haber descubierto a la banda, ya tarde, me brinde una perspectiva distinta a otra persona, pero en The 2nd Law está “Showbiz”, “Butterflies and Hurricanes” o “New Born”. Tal vez el punto de partida difiere, pero el camino a recorrer sigue siendo Muse. Menos guitarra, bajo y batería, pero misma idea y composición. Si no hubiese ningún cambio, también habría quejas. ¿Un poco más flojo? Puede.
Tal vez mi forma de haber descubierto a la banda, ya tarde, me brinde una perspectiva distinta a otra persona, pero en The 2nd Law está “Showbiz”, “Butterflies and Hurricanes” o “New Born”. Tal vez el punto de partida difiere, pero el camino a recorrer sigue siendo Muse. Menos guitarra, bajo y batería, pero misma idea y composición. Si no hubiese ningún cambio, también habría quejas. ¿Un poco más flojo? Puede.
-Xentrix-
TRACK LIST:
1. Supremacy
2. Madness
5
3. Panic
Station
4. Prelude
5. Survival
6. Follow
Me
7. Animals
8. Explorers
9. Big
Freeze
10. Save Me
11. Liquid State
12. The 2nd
Law: Unsustainable
13. The 2nd
Law: Isolated System
FORMACIÓN:
- Matthew
Bellamy
- Dominic
Howard
- Christopher
Wolstenholme
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