lunes, 5 de agosto de 2013

Crowdfunding



A día de  hoy, todos sabemos en qué consiste el fenómeno crowdfunding. De hecho, se está financiando mucha cultura a través de este sistema, en el que cualquier individuo anónimo se puede convertir en mecenas.
Es un concepto que se está poniendo de moda en ciertos sectores, sobretodo en el musical.

Soy consciente de que no estoy descubriendo nada nuevo. Ya todos sabemos qué se mueve a través de este sistema de financiación no autofinanciada.

El caso es que, aunque estaba familiarizado con el tema, gracias a Internet, hace tres días empecé a planteármelo desde otro punto de vista...
Cualquiera puede entender que un grupo que está empezando quiera encontrar un método de financiación alternativa para prescindir de la imposibilidad de abrirse paso en este mundo de buitres corporativos.
Puedes tener todo el talento del mundo pero, si no tienes suerte, tu canción puede pasar desapercibida. O, incluso lo que podría decirse que es peor, romper la barrera de las ventas una vez el artista no pueda disfrutar de los royalties generados.

Pues bien: hace solo tres días vi que Obituary, una banda mundialmente reconocida dentro de unos ámbitos relativamente cerrados a la audiencia, buscaba financiación privada para grabar su siguiente disco. No estoy hablando de un grupo de masas, evidentemente, pero sí que os puedo asegurar que es un grupo con un reconocimiento a nivel mundial, formada en el año 1985 en Tampa, Florida y que cuenta con ocho discos en estudio, distintos directos y EP´s o, incluso, formaciones paralelas.
Que alguien quiera financiarse de forma particular, me induce a pensar en el profundo cambio que se está produciendo en el mundo de la música.
Y digo esto porque algo debe estar muy podrido dentro de la industria para que una formación con un sonido tan excepcional dentro de su estilo quiera prescindir de la/s discográfica/s de turno que le puedan asegurar una distribución a nivel mundial. ¿O es que, precisamente, la discográfica en cuestión vive de las rentas de vender lo que ya tiene un nombre creado a base de esfuerzo? Tal vez los grupos se están dando cuenta de que el tema del márquetin, una vez has conseguido afianzar un nombre y con una herramienta como es Internet, tal vez no sea tan necesario dejarlo en manos de expertos, que al fin y al cabo, van a gastar una ínfima cantidad de dinero en cuñas publicitarias para dar a conocer un producto que en realidad puedes compartir en Twitter o Facebook con un sencillo post que rece:  

“Oíd, queridos amigos: vamos a sacar un disco nuevo.”

Yo lo veo muy sencillo.

Una discográfica, en definitiva, te ata a la hora de desarrollar tus ideas, ya que siempre van a querer ir a lo seguro y conseguir la mayor relevancia mediática posible, limitando, cortando, excluyendo o censurando.

Las tornas han cambiado.
Ahora yo, el artista, utilizo las redes sociales para pedirles a mis fans que financien el disco que quiero publicar, consiguiendo un capital privado interesado exclusivamente en el producto artístico, de forma directa y, atentos a esto, pura.
Sin afán de amasar dinero o buscar el beneficio fácil sin en realidad aportar nada.
Tú aportas una cantidad X y, en base a esa cantidad, recibes algo a cambio, bien sea el disco en sí, merchandising, entradas para conciertos o un meet and greet con la banda.
Seamos sinceros: eso no tiene precio. Formas parte de la grabación del disco de tu grupo favorito o de un grupo al que, de una u otra manera, quieres mostrarle tu apoyo.

Hasta ahora usaba La Red para tener acceso a toda la música o cine que podía, pero ahora he encontrado la ilusión que había perdido. No es pagar 20 euros por un disco que tal vez me guste o tal vez no. No es usar la red a modo de criba para poder elegir qué merece ser comprado o qué no… Se trata de cambiar esa industria con la que no estoy de acuerdo mientras muestro mi apoyo a lo que realmente me interesa: la música y los artistas.
Y que todos esos crápulas que viven en mansiones y conducen Ferraris empiecen a buscarse la vida de otra manera.

La piratería nos ha traído algo bueno y es que tenemos que tirar de imaginación.

Mi intención es colaborar con 50 euros en esta campaña de crowdfunding en cuestión. Es más de lo que en realidad puedo permitirme, pero me ha llenado tanto de ilusión, que quiero hacerlo.

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