DISCO: THE OBSIDIAN CONSPIRACY
AUTOR: NEVERMORE
FECHA DE PUBLICACIÓN: 31 de Mayo de 2010
shall be lifted…
Nevermore!
mi alma no se elevará… ¡Nunca más!
“El Cuervo”, de Edgar Alan Poe
Mucho tiempo hemos tenido que esperar para poder
disfrutar de un nuevo trabajo de estudio de Nevermore. Después de
regalarnos “This Godless Endeavor” y dejarnos de una pieza y con la boca
abierta, atónitos ante semejante obra maestra, la banda decide tomarse
un descanso. El listón había quedado muy alto (tanto que a mí me parece
uno de los mejores discos de la primera década del siglo XXI) y tal vez
por esta razón decidieron darse un respiro y dar rienda suelta a otros
proyectos.
Warrel Dane editó “Praises To The War Machine” y Jeff Loomis “Zero Order Phase”, dos estupendos trabajos por separado que hacían las delicias de los fans y, para redondearlo, en 2008 editaron el dvd “The Year Of The Voyager” éste sí, bajo el nombre de Nevermore.
Teníamos algo con lo que conformarnos, pero el tiempo iba pasando y todos empezábamos a ponernos nerviosos. Se pusieron en contacto con Peter Wichers y Andy Sneap y dieron forma a las ideas que bullían por sus mentes.
Os preguntaréis si el resultado está a la altura de las expectativas y supongo que esperaréis que esta crítica os saque de dudas, al menos en cierto modo, hasta que podáis llenar vuestros oídos con “The Obsidian Conspiracy”, si es que no habéis tenido aún la oportunidad.
La primera escucha de rigor sólo vale para hacerse una idea de cómo es la producción, de la atmósfera que se pretende crear y del estilo general del trabajo de manera global.
Tras este primer contacto, las dudas no se resuelven en absoluto, ya que Nevermore no practica una música asequible para escucharla de manera superficial. Uno se da cuenta de que Jeff Loomis es probablemente el guitarrista que, en la actualidad, está más en forma y que sabe cómo crear unos riffs que hacen de Nevermore un grupo único y unos solos que convierten el arte de tocar la guitarra en algo poco predecible. Warrel Dane es un cantante con tablas y buen hacer, pero sobretodo un profesional que sabe lo que quiere y conoce sus límites: de esta manera cualquier seguidor reconoce en este disco que los tonos más agudos han desaparecido. Van Williams prefiere la técnica y el adorno a la velocidad pero, si quiere, sabe perfectamente combinar la pegada con la celeridad. Jim Sheppard está correcto como el que más, aunque bien es cierto que podría tener más presencia.
Tras más escuchas, es inevitable caer en la comparación con anteriores discos y es cuando uno empieza a sacar mejores conclusiones, viendo cómo han enfocado el disco. Aquí es cuando los detalles cobran protagonismo y uno puede dilucidar que “Determination Proclamation” tiene la fuerza que necesita un primer corte para cautivar al oyente, con un riff de guitarra arrollador y una sobriedad que deja claro que la discografía de Nevermore no es fruto de la casualidad.
“Your Poison Throne” es un corte que estoy convencido de que triunfará en los escenarios, bien coreado por los seguidores y conducido por una sencilla palabra: “Rise”.
“Moonrise” tiene cierto parecido a antiguos cortes como “Narcosynthesis”, lo que induce a pensar que el estilo de Nevermore está intacto.
La sobriedad viene de la mano de “And The Maiden Spoke”, para después regalarnos los oídos con un estribillo que tarda en quedarse, pero que, cuando lo hace, es para no volverse a escapar: “Emptiness unobstructed” tiene crescendo y fuerza, siendo un corte que hará las delicias de cualquiera.
“Without Morals” viene precedida de otra más tranquila y oscura, quedando en medio de dos cortes a medio tiempo que relajan la escucha de un Todo hasta ahora muy competente. “She Comes In Colors” empieza también muy relajada, con pequeños picos de intensidad y arreglos de guitarra de calidad suprema.
El último corte resulta que fue lo que se filtró desde hace tiempo para saciar la curiosidad de propios y extraños. Sólo esos primero veinte segundos que pudimos escuchar con cierta sensación de estar mirando a través del ojo de una cerradura, es la manera de empezar la última canción, con la que despedimos este redondo y que lleva por nombre el mismo que la obra en sí: “The Obsidian Conspiracy”. Trallazo donde los haya, alarde de Jeff Loomis, que nos sorprende con un riff corto y directo y roto por un armónico que sale de las entrañas de su guitarra para dar paso a un solo con una progresión que rompe de forma inesperada con otro armónico, fiel reflejo de su forma de tocar: poco predecible y original.
Si Nevermore no tiene más seguidores es porque ofrecen una música diferente, poco manida y muy exigente. Se comenta que los fans de la música extrema no consiguen engancharse porque Warrel “canta”; los amantes del Heavy más tradicional se ven embargados por la “caña” y los seguidores del Progresivo no les hacen caso porque se “saturan”… Al final, los incondicionales de la banda de Seattle resulta que son Thrashers de la vieja escuela que sí soportan que Warrel “cante”, que den “caña” y no les resulta que “saturen” tanto. Seguro que hay muchas más excusas para no escuchar este disco pero yo, ni las encuentro, ni las quiero buscar.
Tal vez sea porque a los genios nunca se les ha reconocido su obra en vida, pero Nevermore no tiene el reconocimiento que merece, en absoluto.
La conclusión final es que “The Obsidian Conspiracy” no llega a ser mejor que “This Godless Endeavor”, pero sólo después de mirar con detenimiento la “photo finish”, porque van de la mano.
”These are my last words”.
Warrel Dane editó “Praises To The War Machine” y Jeff Loomis “Zero Order Phase”, dos estupendos trabajos por separado que hacían las delicias de los fans y, para redondearlo, en 2008 editaron el dvd “The Year Of The Voyager” éste sí, bajo el nombre de Nevermore.
Teníamos algo con lo que conformarnos, pero el tiempo iba pasando y todos empezábamos a ponernos nerviosos. Se pusieron en contacto con Peter Wichers y Andy Sneap y dieron forma a las ideas que bullían por sus mentes.
Os preguntaréis si el resultado está a la altura de las expectativas y supongo que esperaréis que esta crítica os saque de dudas, al menos en cierto modo, hasta que podáis llenar vuestros oídos con “The Obsidian Conspiracy”, si es que no habéis tenido aún la oportunidad.
La primera escucha de rigor sólo vale para hacerse una idea de cómo es la producción, de la atmósfera que se pretende crear y del estilo general del trabajo de manera global.
Tras este primer contacto, las dudas no se resuelven en absoluto, ya que Nevermore no practica una música asequible para escucharla de manera superficial. Uno se da cuenta de que Jeff Loomis es probablemente el guitarrista que, en la actualidad, está más en forma y que sabe cómo crear unos riffs que hacen de Nevermore un grupo único y unos solos que convierten el arte de tocar la guitarra en algo poco predecible. Warrel Dane es un cantante con tablas y buen hacer, pero sobretodo un profesional que sabe lo que quiere y conoce sus límites: de esta manera cualquier seguidor reconoce en este disco que los tonos más agudos han desaparecido. Van Williams prefiere la técnica y el adorno a la velocidad pero, si quiere, sabe perfectamente combinar la pegada con la celeridad. Jim Sheppard está correcto como el que más, aunque bien es cierto que podría tener más presencia.
Tras más escuchas, es inevitable caer en la comparación con anteriores discos y es cuando uno empieza a sacar mejores conclusiones, viendo cómo han enfocado el disco. Aquí es cuando los detalles cobran protagonismo y uno puede dilucidar que “Determination Proclamation” tiene la fuerza que necesita un primer corte para cautivar al oyente, con un riff de guitarra arrollador y una sobriedad que deja claro que la discografía de Nevermore no es fruto de la casualidad.
“Your Poison Throne” es un corte que estoy convencido de que triunfará en los escenarios, bien coreado por los seguidores y conducido por una sencilla palabra: “Rise”.
“Moonrise” tiene cierto parecido a antiguos cortes como “Narcosynthesis”, lo que induce a pensar que el estilo de Nevermore está intacto.
La sobriedad viene de la mano de “And The Maiden Spoke”, para después regalarnos los oídos con un estribillo que tarda en quedarse, pero que, cuando lo hace, es para no volverse a escapar: “Emptiness unobstructed” tiene crescendo y fuerza, siendo un corte que hará las delicias de cualquiera.
“Without Morals” viene precedida de otra más tranquila y oscura, quedando en medio de dos cortes a medio tiempo que relajan la escucha de un Todo hasta ahora muy competente. “She Comes In Colors” empieza también muy relajada, con pequeños picos de intensidad y arreglos de guitarra de calidad suprema.
El último corte resulta que fue lo que se filtró desde hace tiempo para saciar la curiosidad de propios y extraños. Sólo esos primero veinte segundos que pudimos escuchar con cierta sensación de estar mirando a través del ojo de una cerradura, es la manera de empezar la última canción, con la que despedimos este redondo y que lleva por nombre el mismo que la obra en sí: “The Obsidian Conspiracy”. Trallazo donde los haya, alarde de Jeff Loomis, que nos sorprende con un riff corto y directo y roto por un armónico que sale de las entrañas de su guitarra para dar paso a un solo con una progresión que rompe de forma inesperada con otro armónico, fiel reflejo de su forma de tocar: poco predecible y original.
Si Nevermore no tiene más seguidores es porque ofrecen una música diferente, poco manida y muy exigente. Se comenta que los fans de la música extrema no consiguen engancharse porque Warrel “canta”; los amantes del Heavy más tradicional se ven embargados por la “caña” y los seguidores del Progresivo no les hacen caso porque se “saturan”… Al final, los incondicionales de la banda de Seattle resulta que son Thrashers de la vieja escuela que sí soportan que Warrel “cante”, que den “caña” y no les resulta que “saturen” tanto. Seguro que hay muchas más excusas para no escuchar este disco pero yo, ni las encuentro, ni las quiero buscar.
Tal vez sea porque a los genios nunca se les ha reconocido su obra en vida, pero Nevermore no tiene el reconocimiento que merece, en absoluto.
La conclusión final es que “The Obsidian Conspiracy” no llega a ser mejor que “This Godless Endeavor”, pero sólo después de mirar con detenimiento la “photo finish”, porque van de la mano.
”These are my last words”.
Xentrix - 13/05/2010
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