DISCO: LABYRINTH OF PROBLEMS
AUTOR: LEGION
PRIMERA EDICIÓN: 1992
AUTOR: LEGION
PRIMERA EDICIÓN: 1992
Algo que pocos llegan a explicarse, ya que el disco, aunque con una producción que podría haber sido mucho mejor, sobretodo por parte de la percusión, que es donde más se percibe esa falta de dedicación ( o de medios económicos), fue el hecho de que temas como “Beyond betrayal” no calasen más hondo en la audiencia. Abriendo el disco con un bajo rasgando una melodía sencilla y que va invitando al resto de instrumentos a sumarse a ella... Hasta que la bomba del Thrash estalla sin remisión con un cortante riff de guitarra y Jonathan pronunciando las primeras palabras del retoño: -“ Beyond the lies, betrayal has become...”- ( más allá de las mentiras, la traición se ha convertido...) y presentando así a todo un clásico del Thrash Metal. Algo bastante curioso es la presencia tan marcada del bajo, que hace que la canción tome un cariz muy llamativo y original. La constante en este y en otros temas es paradójicamente la no constancia a la hora de componer, y es que los cortes están repletos de cambios de ritmo, que dificultan la monotonía al oyente, obligándolo a escuchar el disco repetidas veces. Los solos de guitarra denotan gran calidad en el ejecutor, repletos de sabiduría y gran gusto, aunque faltos de calidad sonora por la ya mencionada producción.
El silencio entre corte y corte se ve repentinamente roto por “Route to madness” en el que todos los músicos tocan al unísono, sin preámbulos de ningún tipo, si bien con un melódico interludio a modo de lo que comúnmente se denomina bridge, con unas guitarras acústicas y unos coros que divulgan un “People marching never stops” , obligando acto seguido a la audiencia a agitar de nuevo la cabeza.
Un solitario punteo abre paso a “A matter of greed”, a modo de arpegios y colando como quien no quiere la cosa una nota con bending que le da un toque repleto de sentimiento. La canción en sí comienza y nos damos cuenta de que no había ninguna coincidencia en lo que habíamos escuchado en los dos primeros cortes del disco: Esta gente tiene talento, sabe arreglar las composiciones de forma magistral y hacer que una canción buena se convierta en todo un estandarte: como es “Una cuestión de avaricia”, con un estribillo que se queda a la primera, con ese reverb en las voces y que incita al acompañamiento.
Seguimos escuchando el disco con mucha atención porque, con el paso del tiempo, la comprensión de todo lo que ha rodeado a la disolución de esta banda sigue sin tener sentido...
Y efectivamente. “Bag full of meat” debe ser otra errónea coincidencia; un capricho del destino a nivel compositivo, y es que no nos aclara las dudas de la desaparición de la banda, sino más bien alimenta la incomprensión que hay al respecto. Y es que estamos ante un gran riff de guitarra, una melodía de voz cuidada y bien complementada con el resto de instrumentos... y ante un solo de guitarra que toca el cielo. De modo que, ¿ qué nos hemos dejado en el camino? ¿ dónde están las respuestas?. Bien, de acuerdo: Prosigamos en la escucha y tal vez obtengamos las respuestas más adelante...
... “ Dead on arrival”!!!!!!. Cual canción punk que incita a hacer pogo, lanzando patadas al aire y con una letra prácticamente impronunciable da fin a la que sería la primera mitad del disco, con una batería a piñón fijo de “Ross” ( que venía de sustituir a Pep Segura) y con la canción mas gamberra de los de Barcelona.
Una guitarra acústica arpegiada, haciendo una melodía claramente introductiva es el comienzo de la segunda mitad de esta obra, que nos conduce hasta los confines de “They call me war”. Con una letra que no hace falta matizar y un estribillo que reza frases como “They call me war [...], They call me hell” estos músicos nos regalan otra pieza digna de profesionales de gran talla, dándola fin con una mezcla de instrumentos totalmente anárquica y revolucionando al personal, para acto seguido relajarnos de forma engañosa con una armonía de bajo apoyada con el bombo de la batería y una guitarra con solitarios acordes distorsionados. Marchando como si de una horda de militares se tratase, con una cadencia repetitiva y machacona. Hasta que esa pauta se rompe para dar paso a un corte muy animado, para nada aburrido y ni mucho menos tan seco como su título parece anunciar: “Nothing”.
Acto seguido, tras el silencio de rigor que marca y diferencia cada corte, Legion nos brinda una introducción a su “This can´t be real” con un exquisito parecido al interludio del “Agent orange” de los aclamados Sodom: No sólo en el pentagrama, sino también en el sonido y en la atmósfera creada... Y otro silencio... Y no más silencio: batería, bajo, guitarras, locura, rapidez, emoción, ganas y, por supuesto; Jonathan, que más que cantando con voz algo gutural o forzando las cuerdas vocales, parece que recita la letra de “Esto no puede ser real”. Aunque lo es.
Y como venía siendo habitual, el bajo vuelve a romper el silencio con una melodía que transmite energía y buen rollo. Despide el disco un tema cantado en castellano “Nada sin fe”, que curiosamente confronta lo que es el ritmo de la canción con lo que es la letra en sí.
“Cerebro cerrado a toda información, que intente persuadirme de esta situación.” [...]
“No necesitas mas caridad. No tienes que vivir de falsedad.” [...]
“La vida ya no es vida, sin locuras que hacer. Ya no habrá salida, si no hay fe.” [...]
“No, no hay nada que hacer: no hay dinero, toca perder. En este mundo de traidores todos viven su ilusiones.” [...]
Bueno... Pues esto es en resumen todo lo que musicalmente el disco da de si, que
aseguro que no es poco. Lo que no os puedo aclarar son las circunstancias que rodearon la disolución ( triste disolución) de esta formación tan fantástica.
Y lo cierto es que la escucha del disco tampoco da respuestas a dicha disolución, ya que todo apuntaba que Legion iban a convertirse en la banda elegida para representar a nuestro país en festivales de Thrash Metal; en Monster of Rock, dejando el pabellón bien alto.
Todas estas esperanzas se esfumaron poco tiempo después de actuar en Barcelona en la gira del Monsters of Rock, junto a AC/DC y Metallica.
Espero que estas líneas sirvan para homenajear la labor de estas personas caídas en el anonimato con el paso del tiempo. Y ojalá algún día re-editen sus discos, y es que de veras que son extremadamente difíciles de conseguir. Aunque yo, como buen fan suyo que he sido desde aquel fantástico “Lethal liberty”, y posteriormente con el (doblemente) grande “Mind training/ Por la cara”, me he esmerado en ir consiguiendo sus vinilos y conservarlos como joyas que son.
Xentrix - 27/10/04
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